El número áureo (también llamado número de oro, razón áurea,
proporción áurea, divina proporción…) es un número irracional, representado por
la letra griega ϕ (“phi”) (en
minúscula) o ɸ (“Phi”) (en
mayúscula) en honor al escultor griego Fidias.
También se representa con la letra griega Ԏ (“Tau”) y con la letra griega α (“alpha”) minúscula.
Se trata de un número algebraico irracional (su representación
decimal no tiene período) que posee muchas propiedades interesantes y que fue
descubierto en la antigüedad, no como una expresión aritmética, sino como
relación o proporción entre dos segmentos de una recta, es decir, una
construcción geométrica.
El número áureo surge de la división en dos de un segmento
guardando las proporciones siguientes:
La longitud total a + b
es al segmento más largo a, como a es al segmento más corto b.
Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras
geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras de las hojas de algunos
árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los
flósculos de los girasoles, etc.
Una de las propiedades aritméticas más
curiosas es que su cuadrado y su inverso (1/ɸ =
0’61803398874988…) tienen las mismas
infinitas cifras decimales.
También, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas
medidas guardan la proporción áurea. Algunos creen que posee una importancia
mística.
A lo largo de la historia, se ha atribuido su inclusión en el
diseño de muchas obras de arquitectura y en muchas otras artes.
El primero en hacer un estudio formal del número áureo fue
Euclides (300 – 265 a.C.).
En la Edad Moderna, en 1509 fue el
matemático y teólogo italiano Luca Pacioli quién publicó De Divina Proporcione
(La Divina Proporción), donde plantea cinco razones por la que estima considerar
divino a este número:
1.
La
unicidad; Pacioli compara el valor único del número áureo con la unicidad de
Dios.
2.
El
hecho de que esté definido por tres segmentos de recta, Pacioli lo asocia con
la Trinidad.
3.
La
inconmensurabilidad, para Pacioli la del número áureo y la de Dios son
equivalentes.
4.
La
autosimilaridad asociada al número, Pacioli la compara con la omnipresencia e
invariabilidad de Dios.
5.
Según
Pacioli, igual que Dios dio ser al Universo a través de la quinta esencia,
representada por el dodecaedro, el número áureo dio ser al dodecaedro.
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